martes, 5 de enero de 2010

EL UNICO VERDADERO PASTOR

Una noche soñé que volvía a casa, muy bien. Por que había tenido, un agradable labor del trabajo. Recuerdo que estuve trabajando con ovejas.

A poca distancia de mi casa. El perro que me acompañaba, quiso retenerme con el. Y alguien paso y me pregunto si me molestaba, el perro. Porque me retenía, por atrás de los pantalones. Yo excusándole dije. No solo pretende, que me quede un rato mas, con el.

En el sueño, seguía charlando con el hombre. Un hombre ya mayor. Del tiempo de mi abuelo, o un poco mas menor.

Yo asociaba a este hombre, como un pastor de ovejas. Porque hablemos, del temor por el rebaño. Cuando lo dejábamos a solas, en el corral. Para volvernos a las casa. Y el hombre me dijo: que habían robado por varios lugares las ovejas. Yo le confirme. Que en todos los lugares, robaban los rebaños. Por que aprovechaban para robar, cuando los cuidadores, nos volvíamos, y las dejábamos solas.

Después de conversar me di cuenta, que me portaba como un asalariado. Y pensé en comer rápido para volverme a vigilarlas y protegerlas.

Y también le pregunte a Dios. Porque mi trabajo no estaba bien terminado, si robaban a las ovejas.

Por mi inquietud, Dios me hizo ver, que los asalariados no somos verdaderos pastores. Porque cuando volvemos a nuestras casas y labores, dejamos el rebaño abandonado.

Y entonces me puso el ejemplo de Jesucristo. Como el estuvo, los tres años y medio. Día y noche, pastoreando y cuidando su rebaño.

Y me confirmo que los asalariados. Lo que hacen, es extraviarlas del único y verdadero pastor.

Por que tarde o temprano los asalariados, se vuelven a sus casas y a sus labores. Por que ellos mismos también son ovejas, que se vuelven a sus rediles. Y no son los verdaderos pastores.

Solamente Jesucristo pastorea apacienta las vigila y da su vida por ellas. Porque es, Él único y verdadero pastor.

Si pedimos a Dios un corazón de cordero. Como el que tuvo Jesucristo. Y muchos de los cuales. Representan el rebaño de Dios.

Estando dispuestos a ser pastoreados por el verdadero pastor, del rebaño de Dios. El primero en ser pastoreado. Dejándose pastorear asta la muerte inclusive. Jesucristo también a nosotros, nos pastorea y alimenta. Nos hace descansar nos protege y nos cuida. Día y noche. Y por siempre. Y en todos los días de nuestras vidas.

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